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Chubut 

por Sebastián Casadidio

 

     Con los colores azul y blanco, comienza esta historia, en Polo, una ciudad de Chubut. El club atlético Polo era un club de barrio, dotado de chicos y chicas excelentes deportivamente y humanamente, con mucha humildad, entrenaban siempre, cumpliendo en todo momento con sus responsabilidades. A medida que fueron transcurriendo los años, poco a poco, trascendieron generaciones y generaciones, hasta que logró llegar a la primera categoría, y a competir internacionalmente. 

    Tiana se esforzaba siempre y a todo momento, quería ser el mejor, pero eso sí, sin agrandarse tanto, se quedaba después de cada entrenamiento a practicar tiros desde todos los lugares posibles, ensayaba y pensaba jugadas y tiros libres. Al salir el sol, él esperaba al resto de sus amigos, y al atardecer, esperaba la última gota de sol, para irse. Tiana soñaba desde pequeño con jugar en primera división, siempre fue y será su gran objetivo, por eso él entrenaba muy duro. Su objetivo era demasiado difícil, y sus amigos, compañeros, comentaban siempre lo duro que es llegar a la máxima categoría.  Tiana resaltaba como un fluorescente, emitía un resplandor impresionante con su forma de jugar, pero sabía que muchos de sus compañeros y amigos, eran también buenos jugadores, y comentaban que sólo unos pocos y privilegiados llegaban a jugar en primera.  Pero Tiana era lo único que tenía en mente y nadie se lo iba a sacar de la cabeza.  Igualmente, los sábados en el bar de la esquina, nos reuníamos a tomar alguna que otra cerveza. Luego de culminar el último entrenamiento de la semana, ya en la concentración con sus compañeros, al dormirse tuvo un sueño magnífico esa noche. Vio en él, un estadio gigante, inmenso con la luz de la mañana, brillante y esplendoroso, y sintió un aroma especial, dentro del campo de juego, algo hermoso, al pisar el césped, algo impresionante imposible de explicar con palabras, sólo los que entienden la pasión lo sienten. Quizá eso le quiso decir algo, al ver un sitio, en el que se veía parte de algo muy grande y esa imagen fue tan impactante que se tomó el trabajo de contarle a sus amigos detalle por detalle lo que había visto en ese gran sueño. 

     A fin de pretemporada, Tiana decidió irse de vacaciones a la casa de unos parientes, estos vivían en un lugar muy remoto, en montañas gigantes. En medio de estas tenían su cálido hogar, el cual trataban de mantenerlo siempre caliente, porque estaba rodeado de nieve. A unos pocos km, se encontraba la ciudad, donde compraban sus provisiones para toda la semana. Y bueno, la vida con ellos le sirvió mucho, para distenderse y relajarse, sabía que se aproximaba un año muy duro y debía trabajar mucho para poder competir al máximo en el torneo entrante. igualmente se tomaba unos minutos para entrenar en las montañas y respirar ese aire puro, renovador y confortable. Al llegar a la cabaña, lo esperaban con un buen plato de sopa y la acogedora compañía de sus familiares. Y bueno, a medida que transcurrían los días, se iba acrecentando la idea de quedarse con ellos y jugar la liga del lugar. No se sacaba de la cabeza, su antiguo hogar en polo, hogar en referencia a su gente alentando, acompañando al grupo, al estadio inmenso entre las cumbres nevadas y al hambre de gloria del equipo. Una anécdota muy chistosa me quedó guardada, la de un cacharrito que apareció dentro de un amistoso, y nadie lo podía agarrar, policías lo corrieron de aquí para allá, hasta que lograron agarrarlo, luego de varios tropiezos, y desde ese partido, la suerte jugó para nuestro lado. Así que lo tomamos como amuleto, al cachorro intruso, lo empezamos a llevar a todas las canchas. Luego del café después de la cena, me tiré a dormir y soñé con un esférico con una llamarada azul que iluminaba toda mi habitación. Un ídolo es el aquel que se prepara para hacerlo desde un principio, metiendo garra, coraje y alma, en todo lo que se proponga, preparándose para quedar marcado en la historia, y ser recordado siempre y en todo lugar, buscando ser el mejor en el ámbito que sea, como ser levantar la libertadores con tu equipo del alma, como ser quedar marcado por ser un pintor ejemplar, o quizá un escritor importante, o un filósofo que aconseja, o simplemente un payaso y una payasa divirtiendo a niños en una peatonal. En mi caso mi ídolo es un futbolista, va en realidad 2, Riquelme y Gago, es difícil elegir uno de los 2, Gago es muy prolijo para dar los pases, Riquelme además de eso, le pega bien al balón, me gustaría jugar un partido con ambos, y bueno, aunque los 2 son grandes jugadores, le pediría la camiseta firmada a Gago. El protagonista de este cuento, tiene algo similar a estos 2 jugadores, aunque en algunos casos impone gran velocidad por los costados, y haciendo la diagonal al área. En la vida cotidiana, le gusta juntarse con amigos y amigas, luego de compartir un asado, jugamos un partido mixto.

     El club atlético polo, el de los colores azul y blanco, el que luchó desde que fue fundado, obtuvo el título de campeones en la última temporada, y desde el utilero, hasta el mejor jugador del equipo festejaron sin descansar.

     A la noche, en medio de tanto festejo, nos reunimos con amigos de otros amigos, y ahí conocí a mi esposa (pero esa es otra historia). Este encuentro lo recuerdo por ser el año que obtuvimos ese tan ansiado título. Tenemos en nuestra casa, casa donde vivimos ahora, el trofeo de esa gran noche.

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